domingo, 5 de octubre de 2014

Rudolf Erich Raspe

“No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación.”
André Breton

La vida del autor de este libro es tan fascinante como su obra, este brillante alemán a los 26 años publicó su obra de geología volcánica Specimen Historiae Naturalis, con la que ganó renombre internacional en la comunidad científica europea, y publicó también una disertación sobre los poetas ingleses influenciados por el romanticismo. La gran cantidad de intereses que tenía hicieron que se ganara el título puer septem artium que quiere decir el joven de las siete artes. Gracias a esto se convierte en secretario de la Biblioteca de Estado y en el protegido del general Walmoden, lo que le abrió las puertas de la burguesía intelectual (y sus fiestas) en Hannover. Dio lugar a grandes polémicas, y causticas burlas contra sus críticos que a la postre le generaran enemigos de gran poder.

Su carrera académica continuó con la publicación de artículos y críticas literarias, con el nombramiento como profesor de Historia Antigua y con el encargo de convertirse en custodio de la colección de joyas y antigüedades que el emperador Federico II tenia en Hesse Cassel. Gracias a su pericia para la catalogación descubrió seiscientos artículos no registrados. Además, siguió trabajando en la biblioteca, y dedicándose a traducir, escribir y a tomar parte en numerosas actividades literarias y académicas (incluyendo agrias discusiones intelectuales), proponiendo nuevos modos del estudio de las riquezas naturales. Acabó consiguiendo ingresar en la Royal Society de Londres.
A pesar de su intensa actividad académica sus finanzas eran raquíticas, se vio en la necesidad de casarse con Elizabeth Langens para aplacar a sus acreedores. A pesar de la magnífica dote de la muchacha, las deudas contraídas por Raspe eran demasiado grandes, y algunos de sus proyectos más ambiciosos fueron rechazados. Sus enemigos le atacaron entonces, y acosado por todas partes, tuvo que devolver las llaves de la colección al Landgrave y se descubrió que Raspe había vendido algunas de sus medallas para pagar a sus acreedores. Al verse en la picota, Raspe huyó, lo cual causó una más terrible impresión sobre su culpabilidad, y fue capturado, aunque consiguió finalmente escapar para huir primeramente a Holanda, y más tarde a Inglaterra. Durante buena parte de su vida, trató de pedir perdón por sus delitos, pero sus intentos resultaron inútiles.
En Gran Bretaña, las cosas no le fueron mejor: fue desposeído de su condición de miembro de la Royal Society, y a pesar de sus numerosos intentos por restablecer su reputación, y sus miles de proyectos de orden tanto literario como científico, nunca logro recuperar su estatus, pese a que consiguió ingresar en la Lunar Society. Falleció de escarlatina, tratando de encontrar carbón en Irlanda en uno más de sus innumerables proyectos científicos, en 1794 a los 58 años.
En cuanto a Las aventuras del barón de Munchausen, Raspe publicó  este libro cuando tenía 49 años con el título Relato que hace el Barón de Munchausen de sus campañas y viajes maravillosos por Rusia, donde cuenta en voz del barón, personaje basado en Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen, las aventuras vividas en medio de los diferentes viajes realizados por el noble alemán. 
Las aventuras del barón, añadidas a ciertas leyendas populares europeas, fueron recopiladas por Raspe en una edición con un cierto tono satírico (de hecho, aprovecha bastante para atacar a sus enemigos en vida), creando un personaje inmortal caracterizado por una insuperable imaginación la cual le hace contar maravillosas historias muchas de las cuales rayan en la locura, o en la mayor de las irracionalidades. De allí que el Munchausen literario pasara a la Historia no solamente como aventurero, sino, sobre todo, como un consumado embustero, y un mentiroso patológico.